Satuji.

Bueno por acá he venido con algo que he escrito. Es una historia inspirada en los recientes días de clases modificados en un modo de fantasía. Les dejo el primer capitulo y de mañana a dos días les paso el segundo.

La luna lentamente dejaba de verse dándole paso al sol, esa noche donde los tétricos sueños se hacían realidad forjando el camino para todos los temores, en aquel hermoso jardín, prisión de cualquier alma que intentara adentrarse en el. ¿Cuántos caminos me faltaron por recorrer? ¿Qué más debía hacer en aquel lugar?, preguntas cuyas respuestas pagaría para jamás saber y nunca más regresar el jardín Satuji. Que agobiante era el ocio esa tarde, todos decidieron salir por sus propias razones, que donde solo a merced de la fiebre, al servicio de la flema, al gusto del refriado.

¡Que dicha mi suerte!, una oportunidad única para pasarla en familia, recorrer todos los lugares de exclusiva admisión, pasear en grata compañía al mimo de los mayores y corretear de los menores, y disfrutar del gozo con un poco de burla de los de mayor cuna. Todo eso debía pasar a ser un sueño a espera de otra oportunidad de la vida para volverse real, gracias a tan no merecida gripa.

Pues no, como fuera debía curarme con rapidez de preferencia de inmediato, no me digno a quedarme toda la semana en la tortura de la cama solo por haberme quedado bajo la lluvia, no, como iba a dejar pasar por alto aquello, un juego del siglo que quien sabe cuando se volvería a presentar. A arrastras o como pudiera abandonar esa cama debía, ya sea de casualidad o por coincidencia había escuchado varios rumores de cosas que eran buenas para curar mi estado.

Sardina, naranja, caldo de pollo del almuerzo, tomate y no sé cuantas otras cosas mas vertí en la licuadora, bien sabido era que ellas por si solas curaban la gripa en pocos días, entonces, todas juntas deberían curarme, no, definitivamente lo harían. Ese olor fuerte no se comparaba a la apariencia tan espeluznante que poseía.

De un golpe, bloqueando cualquier paso al olor nauseabundo, sin contemplación alguna tomo el valor que pocos tienen y abandono la inteligencia de muchos consumiendo aquella poción en un solo trago. Aquella osadía no podía salir impune de cualquier castigo y aquellas consecuencias no se hicieron esperar demasiado tiempo, siendo el inodoro el poso de consuelo a la abrupta decaída que saldría por mi boca. Esa tortura, por benevolencia divina, no duro más de 30 eternos y demenciales minutos, esa idea ya no parecía tan inteligente, mi estado de salud había cambiado de mal a peor.

Ya para estos momentos no podía permanecer más de unos pocos segundos de pies, era ineludible lo que no deseaba en toda la semana debía ir a la cama, lugar que seguro me aprisionaría por mucho mas. Este descansó no se podría prolongar más, ya debería darle fin a mi sufrimiento o al menos eso creía, si que fui ingenuo, sucumbiendo en la cama algo se poso en la ventana, una persona que pude distinguir ya que ante el sueño cedí.

Como prometí el cap 2, el 3 deberá esperar ya que tendré unos días libres y no iré a clase, aunque no parezca esta basada en cosas que me pasan en clases. Cada cap es de uno o dos días de clases unidos, aquí va el cap 2.



Un dolor arrollador y otro aplastante arremetían con mi cuerpo. Un sueño o una pesadilla, no, en una pesadilla por más que te torturen no puedes sentir dolor, entonces, ¿Qué es esto? ¿Qué es lo que ocurre? , preguntas lógicas de fácil repuestas, sino fuera que a mi espalda se sentía una gran cantidad de tierra que evitaban el deseo de que abriera los ojos.

¿Me han secuestrado? ¿A dónde me han llevado? ¿Por qué lo han hecho?, ha esto ya no le podía dar la vista gorda, bueno el no verlas, -¿Ey chamo estas vivo?, esa era pregunta realmente tonta y mientras más la hacían, mas aumentaba el aplastante dolor en mi cuerpo. Mis ojos esclarecen la verdad tras la presionante duda del origen, aquella voz femenil, esa persona que hablaba se encontraba sentada a gusto encima de mi cuerpo, para colmo en mi estomago, el cual seguía bajo los efectos de la no tan esplendida idea infantil que tuve.

¡Insolente! Bájate. La frustración que tenia escapo de mi boca en un fuerte grito asustando a una de las causas de mi agonía, gratificante habría sido que se las lleve todas. Ya calmo debía levantar mi cuerpo para tener idea de lo que me esperaba, acción que no duro más que unos instantes, pues, la condición de mi enfermedad no se había aliviado e incluso ahora creo que la fiebre posee mi cuerpo.

¿Chamo estas bien?, aquella joven volvía a hablarme toscamente, seguro poseía falta de visión, era más que obvio que no me encontraba para nada bien, la intención de decirlo era agobiante pero al ser la única persona que allí se encontraba trago mis deseos bien hondo por lo menos hasta saber donde me encontraba.

-¿Te ayudo?, aquella joven pregunto, al ver mis débiles intentos de levantarme del suelo. –Que estas… Al observar detenidamente a la joven toda ironía del asunto se había esfumado. La poca luz del sol que aun quedaba dejaba ver su piel algo blanco marcada por un sutil y escaseado bronceado, una cabellera negra como el maravilloso cielo nocturno que caía un poco mas debajo de sus hombros y unos ojos oscuros que cautivaban a cualquier chico.

-¿Te comieron la lengua o algo por el estilo?, sin responder a la anterior ni a la actual pregunta, saco mi instinto de macho para levantarme del piso y así ser yo quien ayudara a tan esplendida chica. -¿No sería mejor si yo te ayudo a ti?, extiendo con todo porte y carisma mi mano. Ya fuera por que estuviera secuestrado o no debía sacarle mucho provecho, después de todo, tener tanta familia masculina he aprendido que a la primera oportunidad se ataca.

-¡Eres extraño!, en seco y sin anestesia aquella chica a mi autoestima. Peor y en brutalidad fueron las palabras que acompañaron sus acciones. -¿Y…? ¿Sabes dónde estamos?, en verdad aquello si fue desconcertante, tal joven, mi única medio de información, era prisionera de esta jaula en compañía de un halcón moribundo.